El exceso de noticias y cómo está afectando nuestra salud mental

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El exceso de noticias y cómo está afectando nuestra salud mental
25/11

El exceso de noticias y cómo está afectando nuestra salud mental


Vivimos en una época en la que la información nunca se detiene. Antes, las noticias llegaban una vez al día, en la televisión o en el periódico. Hoy, llegan cada minuto: en el celular, en el computador, en las redes, en los grupos de WhatsApp, en las notificaciones que aparecen incluso cuando no las pedimos. Y aunque parezca “normal”, este flujo constante está afectando nuestra salud mental más de lo que imaginamos.

El cerebro no fue diseñado para recibir malas noticias en tiempo real. Cada alerta, cada breaking news, cada tragedia que aparece en la pantalla genera una reacción emocional: miedo, precaución, alerta, angustia. Incluso cuando no es algo que nos afecta directamente, la mente responde como si lo fuera. Con el tiempo, esto provoca un cansancio profundo, una sensación de que siempre hay algo malo por pasar.

El exceso de noticias también crea una ilusión de urgencia. Incluso en días tranquilos, sentimos que el mundo está en crisis. Los problemas se ven más grandes, los riesgos parecen más cercanos, la incertidumbre se vuelve constante. Vivir en ese estado de vigilancia emocional desgasta — y mucho.

Otro impacto silencioso es la saturación mental. Queremos estar informados, pero terminamos sobrecargados. La mente empieza a confundirse, a perder foco, a sentirse pesada. Al final del día, no sabemos si estamos cansados de vivir… o cansados de consumir información sin parar.

También aparece la ansiedad anticipatoria. Ver tantas noticias negativas nos hace esperar lo peor. Y cuando la mente vive esperando lo peor, el cuerpo entra en modo alerta permanente: respira rápido, duerme mal, se irrita con facilidad, pierde energía. La ansiedad se vuelve parte de la rutina.

Pero tal vez lo más peligroso es la normalización de la angustia. Nos acostumbramos tanto al ruido informativo que dejamos de notar cómo nos afecta. Seguimos leyendo, viendo, consumiendo, aunque por dentro estemos emocionalmente agotados. Es como intentar correr todos los días sin descanso: llega un punto en el que el cuerpo ya no responde.

Tomar distancia no es desinformarse — es protegerse. Limitar el tiempo de exposición, evitar noticias antes de dormir, silenciar notificaciones, consumir información de fuentes confiables… todo eso es un acto de autocuidado.

La realidad no cambia cuando dejamos de ver noticias por un rato, pero nuestra mente sí. Y a veces, la única forma de continuar sanos es darle un descanso al ruido del mundo.